Los cerdos se han convertido en el último aliado de las energías renovables en Brasil, donde cada vez son más los porcicultores que producen biogás gracias a los excrementos de los lechones.
En la localidad de Sao Miguel do Iguaçu, en el interior del estado de Paraná (sur), los cerdos siempre fueron una fuente de renta para la familia Colombari, pero han adquirido un nuevo valor gracias a este gas producido por la descomposición de materia orgánica.
Los excrementos de los cerdos llegaron a convertirse en una amenaza ambiental, especialmente para los ríos y embalses de la región, pero la instalación en 2006 de un biodigestor -una especie de contenedor hermético donde se depositan los residuos- logró transformar este pasivo en un activo energético.